Confuso, variable, dinámico suelen ser los adjetivos calificativos que podrían caracterizar a este mundo globalizado atravesado por cambios permanentes en las reglas de juego; escenario más que cotidiano también en nuestro país.

En todos los ámbitos se ha hecho necesario adaptarse rápidamente a los cambios que continuamente se presentan;  pero si hablamos específicamente de la actividad inmobiliaria,  la dinámica no brinda demasiadas opciones: o nos decidimos a crecer cualitativamente y a desarrollarnos para aportar valor (a clientes, inversores, y a la sociedad) transformando la forma de pensar y de hacer negocios o, nos quedaremos relegados como parte de la historia.

Para seguir en carrera en el sector inmobiliario, ya no alcanza con brindar el servicio de reunir e intermediar a las partes de una compra-venta. Por ejemplo las nuevas tecnologías han cambiado las percepciones y han facilitado tanto el trabajo de un asesor inmobiliario como el de los clientes, ávidos por satisfacer sus necesidades.

Los sitios web y redes sociales colaboran 24 hs con la gestión del Asesor mostrando fotos, planos, características del inmueble, etc. Hay que crear y generar valor real,  pero es fundamental que esto sea reconocido por el público, de lo contrario será difícil mantener un lugar en la mente de la gente.  “Redefinirse” y “reinventarse”  sumando valor es la clave. Pero ¿Cómo?  Responder a ese interrogante es el gran desafío, sabiendo que el secreto está en torno a la capacidad estratégica para  leer las tendencias y poner rumbo al cambio continúo.

La actividad inmobiliaria ha crecido en magnitud y complejidad demandando cada vez más profesionalismo. No podemos seguir reiterando recetas pasadas. Necesitamos avanzar en visiones integrales y de largo plazo. Tener en claro cuál es la ventaja competitiva o aquello que me hace diferente respecto a mis competidores. "¿Por qué la gente solicitaría mis servicios y no el de la competencia?"  No podemos seguir pensando en términos generalistas y en el hacer más o menos bien un poco de todo. Hoy el paradigma se ha desplazado hacia la especialización. Determinar estratégicamente las capacidades centrales sobre las que construir un modelo de negocios exitoso y una propuesta de valor.  Propuesta que a la vez, será sometida a un ajuste permanente porque la noción misma de lo que es valioso va cambiando todo el tiempo y variando sobre el impacto de los servicios que ofrecemos.

Generar valor agregado para el cliente no se trata de magia. Es simplemente que el cliente perciba una diferencia positiva.  Que vea que es un lugar diferente y preocupado por los detalles más importantes para su beneficio.

Lic. Luciana Beyer De Carlés

Gerente de Comunicación y Marketing

Grupo Carlés

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