Muchas personas inician la búsqueda de un inmueble sin contar con un asesoramiento profesional. Recorren el mercado por varios meses de manera aleatoria tratando de encontrar la mejor oportunidad de compra. Sin embargo suelen encontrarse con una serie de obstáculos que en un primer momento de búsqueda, un potencial comprador no imagina.

A veces toparse con avisos clasificados gratuitos de internet puede ser de gran utilidad pero muchas veces solo puede hacerte perder el tiempo puesto que son avisos viejos, con precios desactualizados o en muchos casos,  la propiedad ya no se encuentra en venta. Y la ilusión de aquello que parecía ser una excelente oportunidad se desvanece casi instantáneamente.

En otras ocasiones podemos encontrarnos con carteles de venta con números de celulares que casi siempre nos saludan con un “cordial”: “en este momento el número X no se encuentra disponible.”  Pensamos que posiblemente nos llamarán en cuanto vean la llamada perdida,  pero no sucede nunca. 

Si logramos superar dichos obstáculos y conseguimos hablar con alguien del otro lado de la línea,  puede ser que nos indique de forma correcta o no tanto,  de qué forma llegar al terreno.  Una vez más la emoción se disipa al darnos cuenta que el  lugar indicado no era precisamente  la ubicación exacta. 

Ni hablar de los papeles, la documentación que nos asegure que es un terreno apto para ser vendido. A veces nos aseguran tener título, pero cuando se avanza en la negociación te das cuenta que aquello que llaman “título” no es justamente el título, sino un boleto o una cesión de derechos, o cualquier otro tipo de documento.

Otro punto complejo es el precio real de la propiedad. La realidad de un mercado de cualquier sector o servicio se establece por el cruce de la oferta con la demanda, es decir, de lo que realmente se ha pagado o, como suele decirse, “algo vale si alguien lo paga”.

Entonces el trabajo y desafío de un asesor de ventas profesional es precisamente encauzar las operaciones de manera segura, ágil y eficaz.  Es tener la habilidad de lograr que tanto la parte compradora como la parte vendedora,  con intereses contrapuestos, lleguen a un acuerdo satisfactorio. Y para llegar a este punto tenemos que trabajar mucho con la propiedad, demostrar la realidad mediante un adecuado asesoramiento: valor real de mercado, asesoramiento legal, comercialización eficaz.

El cliente que va de la mano de un excelente asesor inmobiliario juega con mucha ventaja. Un asesor profesional deberá colocar puentes en la negociación y solucionar todos los problemas que podrían suscitarse en el camino.
 

Lic. Luciana Beyer De Carlés

Gerente de Marketing y Comunicación

Grupo Carlés

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