El mercado inmobiliario siempre ha acompañado el ciclo de vida de las personas ofreciendo propiedades usadas y a estrenar. Sin embargo, muchas de estas propiedades han quedado desactualizadas porque fueron proyectadas para un modelo de familia que ya no se corresponde tanto con el actual. Casi siempre la mudanza ha tenido que ver por un cambio de vida, deseado o no, con lo que conlleva a la elección de una vivienda acorde con la etapa por venir.
Hoy en día, el mercado se mueve por tres razones: la inversión, los cambios en la vida y el déficit de vivienda.
Planificar una mudanza ya no es tan fácil como lo era hace años atrás, cuando para pegar el salto de una vivienda estándar a otra mejor bastaba con pedir prestado al banco o a los padres. Hoy, aspirar a un hábitat acorde con las necesidades que impone la vida posmoderna supone diseñar una estrategia que permita acomodar el presupuesto al espacio disponible, sin endeudarse. Comprar financiado pareciera ser “la opción facilitadora”.
Las personas entre los 30 y 45 años de edad gracias a su manejo de Internet están muy informadas y comparan precios y buscan las mejores opciones financieras. Muchos de ellos adquieren su primera vivienda en esta etapa. Son usuarios de redes sociales como Twitter y Facebook y no han tenido problemas en investigar por Internet. Buscan comprar algo pequeño, con la idea de invertir y poder disfrutar, pero con la meta de poder venderla y ahorrar lo suficiente como para una vivienda mejor. Los que han podido escapar del alquiler, empiezan a generar su patrimonio.
Entre los 45 y 65 años de edad las personas se encuentran en una etapa de la vida en la que pretenden adquirir la segunda o tercera propiedad. Estos compradores piensan, por ejemplo, en una casa de fin de semana o quizá adquirir un bien inmueble que sea rentable y produzca un ingreso adicional.
A esta edad la gente suele querer proteger su patrimonio. Algunos empiezan a preocuparse más por su retiro y ven en los ladrillos una cierta seguridad para poder vivir tranquilos más adelante. Para no cometer errores y adquirir propiedades que sean buena inversión es recomendable buscar asesoramiento profesional, volverse comprador inversionista y buscar que la propiedad no sólo cubra las necesidades, sino que pueda tener una revalorización a la hora de venderla.
Aquellas personas mayores a 65 años que ya tienen una casa propia y quieren venderla para adquirir una propiedad más pequeña. Muestra un claro proceso natural en la reducción de la familia, los hijos ya están casados y han formado su familia propia. Las parejas ya no quieren vivir en una casa grande con altos costos de mantenimiento, sino en un sitio más tranquilo y adaptable.
En este caso, la venta de la casa aporta el dinero suficiente para una nueva propiedad, el resto se convierte en el dinero que la pareja necesitará mantener el estilo de vida que tenían, pero sin los gastos de una casa grande.
Lic. Luciana Beyer De Carlés
Gerente de Marketing y Comunicación
Grupo Carlés