Ante las nuevas tecnologías que permiten usar la frase: “hágalo Ud. mismo“. El dueño de una propiedad sólo conoce lo complejo que es el proceso de compra-venta, cuando se aventura a iniciarlo por su propia cuenta y riesgo.

Sin embargo, no es tan sencillo moverse con soltura en la serie de procesos que conllevan una operación inmobiliaria, en la cual no solamente son necesarios unos cuantos pasos a través de algún programa automatizado, sino que también es necesario  tener cierto conocimiento previo en cuanto a materia jurídica y además entender de estados de ánimo cambiantes y situaciones personales diversas.

La realidad es que cada persona, al igual que cada propiedad, es diferente. Minimizar la labor de las personas en las transacciones inmobiliarias, no genera buenos resultados.  Las relaciones personales aún son insustituibles por mecanismos tecnológicos. Los potenciales compradores quieren ser atendidos, escuchados, tener a una persona cerca que los asesore.

El factor humano es fundamental y  necesario para la comprensión de necesidades, la fijación de objetivos y la negociación con otras personas.

La gente difícilmente confíe su propiedad, su bien más valioso, a quien no conoce, o a  quien no tiene referencias ni recomendaciones. Un proceso tan emocional como la compraventa de un terreno o de una vivienda, lo gestionan las personas.

Incluso si resulta inicialmente “más caro”, muchos propietarios  contratan a la persona porque el servicio que presta lo vale. Y habitualmente, supone un ahorro de tiempo y dinero considerable, realizar el proceso en compañía de un buen asesor.

Si es cierto y sumamente ágil,  utilizar la tecnología para ayudar y facilitar por ejemplo a los compradores en su proceso de búsqueda. Muchos de ellos recurren a diferentes portales inmobiliarios, estimaciones y valoraciones de precios de terrenos o viviendas, ven las propiedades en un entorno de realidad virtual, o utilizan google maps, reciben avisos si baja de precio o si hay nuevas propiedades similares en la zona, etc. Pero cuando llega el momento de tratar con otras personas, de negociar, de resolver dudas de diferentes ámbitos (jurídicas, tributarias, etc), llaman a su asesor para que les explique cada parte del proceso.

No hay duda, que el valor que aportan las personas con conocimiento y responsabilidad,  sigue siendo el factor más relevante en los negocios inmobiliarios. 

 

Lic. Luciana Beyer De Carlés

Gerente de Comunicación y Marketing

Grupo Carles

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