Todos sabemos que ahorrar es importante. Conocemos lo difícil que puede resultar enfrentar un imprevisto sin los recursos necesarios como también, que solo ahorrando podremos alcanzar las metas que soñamos. Sin embargo, no todos tenemos el hábito ni la disciplina que implica ahorrar. Normalmente, y si tenemos suerte, guardamos una parte resultante de un sobrante, o nos auto justificamos de que los precios están cada vez más altos, que es difícil ahorrar y así, pateamos la pelota para adelante esperando otra oportunidad.
Si solo te tomaras un mes para analizar al detalle en que se van tus ingresos, notarás que mucho de tus gastos no son necesarios o de nivel básico. Y que la falta de planificación te obliga a gastar de más o a comprar cosas que no puedes pagar. Y así, en lugar de ahorrar, acumularas deudas por cosas que encima no necesitas. Ese patrón de gastos no sólo afectará tu economía familiar en forma inmediata, sino que lastima tu historial crediticio, no te permite enfrentar las verdaderas emergencias y tus hijos terminarán aprendiendo esa misma conducta ineficiente en el manejo de tus finanzas.
Sin embargo, es importante saber que está en nosotros poder controlar la situación y siempre estamos a tiempo de cambiar. Los seres humanos tenemos una impresionante capacidad de aprender y a través de la disciplina y metas propuestas, podemos cambiar nuestros hábitos de manera permanente. El ahorro es una actividad que debe realizarse en forma rutinaria que incluya un control de desvíos sobre lo planificado.
Lo ideal es arrancar con una planilla de Excel o bien con un cuaderno exclusivo para el caso. Tomar un horizonte temporal de 3 a 6 meses como mínimo y anotarlo en forma de cuadro en dos columnas. En la primera colocas como título ingresos o sueldos y más abajo otra con el título egresos o salidas. En la segunda columna a la derecha, completas todos y cada uno de los ítems de ingresos y egresos que son obligatorios o fijos para nuestra vida diaria como el alquiler, expensas, impuestos, comestibles, cuota de la escuela, etc. Y la diferencia entre los totales de esos ingresos y egresos te dará el excedente con el que contaras mes a mes. De ese excedente, le descontaras un ítem denominado “ahorro”, el cual debe ser muy bien analizado a fin de evitar tener que tocarlo, salvo emergencias o imprevistos. Por último, la diferencia final entre el excedente y el ahorro será la parte que podrás usar para esparcimiento y gastos personales. Eso sí, esta planificación deber ser monitorearla en forma cotidiana, sobre todo los primeros meses para poder determinar por donde se van nuestros ingresos. Esto que parece tan sencillo, es un trabajo que requiere análisis y sobre todo sinceridad.
La clave es entender que no importa el tamaño de tu salario, o el hecho de que la porción destinada al ahorro sea pequeña. Lo importante es hacerlo en forma sistemática y ordenada para que se convierta en un verdadero hábito del cual no te apartes nunca más. Así, no sólo te impondrás una disciplina sana a nivel personal, sino que estarás estableciendo un ejemplo importante para que los más pequeños logren adquirir ese hábito desde temprana edad y les resulte más sencillo hacerlo cuando sean adultos. Y una vez que incorpores esta disciplina durante un tiempo considerable evitando las tentaciones, podrás notar los grandes beneficios del ahorro. Empieza hoy mismo.
Lic. Alejandro Rodríguez
Ejecutivo de Inversiones